En Bruselas, las dos grandes familias políticas, populares y socialdemócratas, mantienen el pulso y de momento, a esta hora, Mariana Gancedo sigue todo bloqueado.
Luego, tu compañero golpeará un lápiz en el escritorio cinco veces. Inmediatamente después, párate y salta sobre una pierna durante 30 segundos y luego revisa tu pulso nuevamente.
El médico le tomó el pulso, la miró cierto tiempo, con una mano levantada hacia sus ojos que ella cerró poco a poco bajo el esfuerzo insostenible de aquel poder magnético.
Y súbitamente, a una nueva mirada de sus duros y penetrantes ojos amarillos, tuve la certeza de que el secreto de su laberíntica soledad me había sido revelado por la tensa pulsación de la noche.
Durante más de dos horas este deseo me invadió con tanta fuerza que me bullía la sangre y me alteraba el pulso como si el mero fervor de mis pensamientos me hubiese provocado fiebre.
Tragué saliva, notando que el pulso se me lanzaba a la brava y agradeciendo a la divina providencia que no hubiera testigos oculares para presenciar mi sonrojo, que hubiera bastado para prender un habano a un palmo de distancia.