Unas fuentes cercanas le avisaron que los líderes de dos bandas criminales querían asesinarla por lo que había escrito sobre ellos en algunos reportajes.
Obviamente, este intercambio de mensajes sigue siendo secreto, y Lorenzo no se entera, pero cuando considera que Fermina ya se ha olvidado de Florentino, vuelven a la ciudad.
Aunque aparentaron ignorar lo que ambos sabían, y lo que cada uno sabía que el otro sabía, desde aquella noche quedaron mancornados por una complicidad inviolable.