Pero bueno que se ha gustado llamarte más. Aunque ahí las infraestructuras, que digamos... No había ni infraestructuras ni maquinillas de afeitar, ¿no?
Rins le dedicaba la victoria a su equipo, pero cuando bajó del podio no tuvo piedad con la maquinilla y le hizo pagar sus apuestas a dos de sus mecánicos.