Le dicen que su carácter y su conducta son irreprochables pero que los niños han hecho tan pocos avances que han decidido buscar otra forma de instrucción.
Consideré que el treinta de abril era su cumpleaños; visitar ese día la casa de la calle Garay para saludar a su padre y a Carlos Argentino Daneri, su primo hermano, era un acto cortés, irreprochable, tal vez ineludible.