8.Ni para mí tampoco —respondió Sancho—, porque más de cuatrocientos moros me han aporreado a mí, de manera que el molimiento de las estacas fue tortas y pan pintado.
9.Y acto seguido estaba de nuevo junto a la calle de las casas, donde unos ciegos, blandiendo palas y estacas, corrían de un lado para otro con una especie de rapidez razonada.
10.Los postes o estacas, que tenían un peso proporcional a mis fuerzas, me obligaron a pasar mucho tiempo en el bosque cortando y preparando troncos y, sobre todo, transportándolos hasta mi morada.
11.Este día me puse a trabajar en consonancia con lo ocurrido y puse dos puntales o estacas contra el techo de la cueva y dos tablas cruzadas sobre cada uno de ellos.
12.En este semicírculo, enterré dos filas de estacas fuertes, hundi éndolas por un extremo en la tierra hasta que estuvieran firmes como pilares, de manera que, sus puntas afiladas sobresalieran cinco pies y medio desde el suelo.
13.Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo.
16.Había plantado estos árboles tan próximos unos a otros, que si agregaba unas cuantas estacas entre ellos, formaría una muralla mucho más gruesa y resistente que la que tenía.
18.Más tarde, durante la siguiente estación de lluvias, las estacas brotaron y crecieron hasta formar un cerco tan fuerte como una pared, o quizás más.
19.Entonces, subía a un árbol o me tendía en el suelo rodeado por un cerco de estacas, de manera que ninguna criatura salvaje pudiese acercarse a mí sin despertarme.